Historia y Origen

Los celtas conocían la elaboración de la cerveza y llevaron consigo este conocimiento cuando se extendieron por la península ibérica, donde su uso y su elaboración se desarrolló muy pronto. Con el paso de los siglos, sobre todo a partir de la romanización, la mediterránea se consolidó como una zona básicamente vinícola, mientras que la cerveza se producía en el norte y centro de Europa y adquiría la forma de lo que se entiende hoy por cerveza. De esta manera, se extiende el uso de la malta como ingrediente principal y también se empieza a introducir el uso del lúpulo como aromatizante. En 1516, el duque Guillermo IV de Baviera redactó la primera ley que fijaba qué se entendía por cerveza. Esta ley de pureza establecía que solamente podía utilizarse agua, malta de cebada y lúpulo para elaborar la cerveza. La cerveza empezó a recuperar su presencia social en España a partir del reinado del emperador Carlos I, que trajo consigo maestros cerveceros de Alemania. Actualmente todas las cervezas, incluso las de alta fermentación, son almacenables y llevan fecha de caducidad que alcanza unos tres años. Lager ha sufrido un cambio semántico, y ha pasado a significar cerveza de fermentación baja.

Imagen de principios del siglo XX de La Cruz Blanca, fábrica de cerveza instalada en Santander en 1860 (Colección Thomas).

No se puede hablar de una verdadera industria cervecera hasta el siglo xix, cuando empiezan a aparecer pequeñas fábricas más industriales que artesanales. La primera gran fábrica de cerveza en España fue abierta en 1864 por el alsaciano Louis Moritz en Barcelona. Luego le siguieron marcas como La Salve Bilbao (1886), Mahou (1890), La Zaragozana (1900), Cruzcampo (1904) y Estrella Galicia (1906).

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